martes, 20 de enero de 2009

J'irai cracher sur vos tombes



Últimamente vengo muuuy duro y no es por las drogas. Aunque es verdad que mi relación comercial con El Androide ha ido evolucionando y últimamente, además de los gramos habituales de hierba me ha provisto de otras cosas por demás interesantes y estimulantes como LSD y Heroína.


Cuando uno anda con drogas hace las chorradas habituales que le han contado sus amigos, leído en libros o visto en películas: te calzas una bicicleta (solo para entendidos), y te la echas a andar tirado en el suelo de tu buhardilla mientras escuchas chorradas como Jefferson Airplane, o la obviedad más patética de todas: Lucy in the Sky with Diamonds, jeje.


Lo cierto es que luego de un tiempo eso te aburre.


El hormigueo que sentías en las plantas de tus pies, la expansión de la conciencia, la visión de colores profundos, alargados y con sonidos, se vuelve cada vez más suave y necesitas más. LA MADRE QUE LOS PARIÓ!!!


Y es así como llegué a la heroína. A mi no me ha salvado así que desconozco quien le ha puesto ese nombre estúpido! Y no me vengan con que es el nombre científico! Chapuceros!


La semana pasada no paré de inyectarme y eso me ha traído consecuencias nefastas. Es un potente depresor y me calma como una patada de caballo, pero dios!... debo ser medio estúpido, las venas del brazo derecho las tengo todas machacadas y se me ha formado un callo rojo.


Me he asustado. Lo confieso… así que he abandonado eso… por unos días…


Mejor… dicen que es adictivo…


Mientras, para matar el vacío le he pedido al Androide que me cargue una buena cantidad de hierba. El muy limado me ha traído una bolsa grAAANde. Imagínense que para esconderla en mi casa he decidido cubrirla con la funda de la almohada. Así que de un modo u otro estoy todo el día con maria en la cabeza. Jeje


Es así que hablando de adicciones y todo eso con un amigo, N., he acabado conociendo a otro heroinómano: Boris Vian. Tío ese si que estaba chalado; casi tanto como Pablo Honey.

En resumen escribió una pieza perfecta que se llama “J'irai cracher sur vos tombes”, o “Escupiré sobre vuestras tumbas” (la pongo en su idioma original para respetar a los franchutes mínimamente, algo necesitan, je). El narrador es un mestizo que decide emplearse en un bonito pueblo con el único, y alto fin, de someter sexualmente a las calienta pollas del pueblo: las hijas de los ricachones del lugar. ¿Por qué? Porque su hermano, que era de piel negra fue molido a palos por un grupo de blancos racistas.


Leer el libro volado con heroína (solo al comienzo), me hizo disfrutar las brutales escenas en que Lee Anderson, tal es el nombre del protagonista, somete a las pollitas de alta sociedad, las engaña y las termina matando suciamente.


Ey! No creas que yo podría ser capaz de hacer eso! Pero me imagino que Boris Vian lo escribió como una venganza para todas las calienta pollas que se cruzó en su vida. Recordad que Vian además de escritor fue músico de jazz: en ese momento el ambiente del jazz era el lugar de la mafia, de las transas en callejones oscuros, y de historias sórdidas de mujeres y escopetazos.


A veces creo que ciertos libros deberían venir con una guía de lectura, pongamos el siguiente ejemplo:

Título: Escupiré sobre vuestras tumbas


Autor: Boris Vian


Acompañar el comienzo de su lectura con: Hachís de tipo Soapbar.


Continuar su lectura con: Eventuales dosis de Heroína. Si es posible dos seguidas durante las escenas de sexo o con alta carga de violencia.


Acabar la lectura: con un canuto de bajo THC.


Se recomienda poner de fondo algo de Foxtrot, o de Duke Ellington.


Tener a mano un vaso de soda, así como también el teléfono y el número de las emergencias médicas.


ADVERTENCIA: Bajo ninguna circunstancia tener cerca el número de la policía. Menos aún si se llevan adelante las recomendaciones antes mencionadas. (Sobretodo la segunda y la cuarta: los polis son fácilmente adictos a la heroína y secretos amantes de Duke Ellington)

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